Ya es complicado quitarte el nombrecito de turno del novio/a que nos chafó, imagínate si te pones una frasecita “chula” y tiene una falta de ortografía de tal magnitud que te ¡palpitan las córneas! cada vez que lo ves… quieres matar al tatuador, o a ti, o a los dos… o quieres llorar y no parar jamás, jamás…